Estoy sentado en un merendero en frente de Agustín que todavía no tiene casi nada escrito. Se está comiendo un bocadillo de jamón serrano con tomate. Se me está acabando la tinta del bolígrafo. Emeterio acaba de poner una canción de rap en su móvil. Hay niebla espesa, no se ve a más de unos metros de distancia, no había otro momento mejor para salir a hacer una descripción en este lugar que ahora parece muerto, sin vida y con menos movimiento, solo se escucha algo de viento suave y el masticar de mi compañero acompañado de una movida canción que es lo único que anima un poco la mañana.
Ya se ha ido y Emeterio ha vuelto a poner la canción que estaba a medias.
También tengo sueño, la mano con la que estoy escribiendo se me congela, voy a acabar por no sentirla, por lo tanto voy a ir acabando esta descripción. Empiezo a ver a gente andando, alguno corriendo, no se si por el frío o porque cree que llega tarde. Se acerca la hora de volver al punto de queda.
