domingo, 24 de abril de 2016

¿Cómo que no existo?



Adela se encuentra con la soga en el cuello justo antes de dejarse caerse de la silla y poner fin a su vida. De repente vacila un poco...

-Un momento, ¿en serio voy a suicidarme?. La verdad es que quería a Pepe el Romano, pero él fue un mentiroso con mi hermana y conmigo, no habría sido capaz nunca de renunciar a Angustias y su fortuna por mi. Es una estupidez que acabe con mi vida.

-Pero ese es tu deber, Adela, debes morir para que mi obra acabe como lo había planeado.

-¿Quién eres tú?, ¿cómo que tu obra?

-Soy tu creador, Federico, y tu eres el personaje de mi última obra teatral, que debe morir al final del último acto.

-¿Creador?, yo no soy el personaje de nadie, tengo vida y pienso hacer lo que me plazca con ella. 

-No seas testaruda, tu historia acaba aquí, como crítica a la sociedad española de este siglo, y vuestro papel de mujer, vuestro miedo a que se descubra vuestra intimidad y vuestra envidia.

-Yo no soy como mi madre o mis hermanas, yo solo quiero ser libre, tengo toda la vida por delante...¡Solo tengo 20 años! No pienso ceder.

-Creo que no estas entendiendo nada...tú no estás viva, solo existes en mi mente y en unas cuantas páginas que empecé a escribir hace una semana.

-Ya, eso lo dirás tú. Si esta fuera mi historia y yo una de las protagonistas, debería ser elección mía el final y no tuya. Y así va a ser, voy a salir de esta habitación y me da igual lo que me diga mi madre, no pienso quedarme en esta casa más. Soy una mujer lista, valiente y trabajadora, me da igual la situación de España y que los hombres nos traten de inferiores, voy a luchar por una igualdad de la mujer y hombre, con libertades y sin miedo a el estatus social, para eso ya está mi madre, y desde luego no me quiero convertir en alguien cómo ella.

-Parece que no hay remedio, y sinceramente me gustan tus ideas, dejaré que seas tú quién acabe esta historia. Pero antes de nada e de decirte que Pepe el Romano no está muerto, solo fue un susto de tu madre. Él se limitó a huir.

-A mi ese hombre ya me da igual, fuiste tú quién me hizo enamorarme de él, ahora voy a ver mundo, conoceré a muchas otras personas. Quizá no me quede en España, he leído que en otros países somos más valoradas. Aquí comienza mi historia, que escribiré yo. Gracias Federico por crearme, y ya te entrego tu final para la historia. Adela huye lejos, pero feliz, libre. 

-Ha sido todo un placer, suerte en tu vida, y gracias por hacerme ver los otros puntos de vista para el final de mi novela. Hasta siempre.



LA CASA DE  BERNARDA ALBA (FEDERICO GARCÍA LORCA)

Tras la muerte de su segundo esposo, Bernarda Alba se recluye e impone un luto riguroso y asfixiante por ocho años, prohibiendo a sus cinco hijas a que vayan a fiestas. Cuando Angustias, la primogénita y la única hija del primer marido, hereda una fortuna, atrae a un pretendiente, Pepe el Romano. El joven se compromete con Angustias, pero simultáneamente enamora a Adela, la hermana menor, quien está dispuesta a ser su amante. Durante un encuentro clandestino de los amantes, María Josefa, la madre de Bernarda que mantienen encerrada por su locura, sale con una ovejita en los brazos y canta una canción absurda pero llena de verdades. Cuando Bernarda se entera de la relación entre Adela y Pepe, estalla una fuerte discusión y Bernarda dispara a Pepe, pero éste se escapa. Tras escuchar el disparo, Adela cree que su amante ha muerto y se ahorca. Al final de la obra, Bernarda dice que Adela se murió virgen para guardar apariencias, y exige silencio, como en el comienzo de la obra.