Adela se encuentra con la soga en el cuello justo antes de dejarse caerse de la silla y poner fin a su vida. De repente vacila un poco...
-Un momento, ¿en serio voy a suicidarme?. La verdad es que quería a Pepe el Romano, pero él fue un mentiroso con mi hermana y conmigo, no habría sido capaz nunca de renunciar a Angustias y su fortuna por mi. Es una estupidez que acabe con mi vida.
-Pero ese es tu deber, Adela, debes morir para que mi obra acabe como lo había planeado.
-¿Quién eres tú?, ¿cómo que tu obra?
-Soy tu creador, Federico, y tu eres el personaje de mi última obra teatral, que debe morir al final del último acto.
-¿Creador?, yo no soy el personaje de nadie, tengo vida y pienso hacer lo que me plazca con ella.
-No seas testaruda, tu historia acaba aquí, como crítica a la sociedad española de este siglo, y vuestro papel de mujer, vuestro miedo a que se descubra vuestra intimidad y vuestra envidia.
-Yo no soy como mi madre o mis hermanas, yo solo quiero ser libre, tengo toda la vida por delante...¡Solo tengo 20 años! No pienso ceder.
-Creo que no estas entendiendo nada...tú no estás viva, solo existes en mi mente y en unas cuantas páginas que empecé a escribir hace una semana.
-Ya, eso lo dirás tú. Si esta fuera mi historia y yo una de las protagonistas, debería ser elección mía el final y no tuya. Y así va a ser, voy a salir de esta habitación y me da igual lo que me diga mi madre, no pienso quedarme en esta casa más. Soy una mujer lista, valiente y trabajadora, me da igual la situación de España y que los hombres nos traten de inferiores, voy a luchar por una igualdad de la mujer y hombre, con libertades y sin miedo a el estatus social, para eso ya está mi madre, y desde luego no me quiero convertir en alguien cómo ella.
-Parece que no hay remedio, y sinceramente me gustan tus ideas, dejaré que seas tú quién acabe esta historia. Pero antes de nada e de decirte que Pepe el Romano no está muerto, solo fue un susto de tu madre. Él se limitó a huir.
-A mi ese hombre ya me da igual, fuiste tú quién me hizo enamorarme de él, ahora voy a ver mundo, conoceré a muchas otras personas. Quizá no me quede en España, he leído que en otros países somos más valoradas. Aquí comienza mi historia, que escribiré yo. Gracias Federico por crearme, y ya te entrego tu final para la historia. Adela huye lejos, pero feliz, libre.
-Ha sido todo un placer, suerte en tu vida, y gracias por hacerme ver los otros puntos de vista para el final de mi novela. Hasta siempre.
LA CASA DE BERNARDA ALBA (FEDERICO GARCÍA LORCA)
